En realidad, nunca estuviste aquí
Si estás buscando ver algo fuera de lo ordinario, algo que se aleje de los clichés de las películas de acción de moda y experimentar (en 85 minutos) sensaciones que van de la ternura al escalofrío. “En realidad, nunca estuviste aquí”, de la directora escocesa Lynne Ramsay, es un buen thriller para mirar la violencia de este mundo, desde la emotiva perspectiva de un asesino a sueldo.
Ovacionada en el Festival de Cine de Cannes en 2017, donde la cinta obtuvo los premios al Mejor Actor para Joaquin Phoenix y al Mejor Guion para Ramsay. La película nos presenta la vida de Joe, un hombre trastornado por su dura infancia y una temporada en combate como soldado y como agente del FBI. Vemos a un Joe afligido, pero con la experiencia y la fuerza suficiente para rescatar niñas del tráfico sexual que impera en la ciudad Nueva York.
A esta película no le sobran palabras, está plagada de silencios que nos acercan a las situaciones, incertidumbres y penas que constantemente agobian al protagonista. Y no podemos dejar de mencionar la música de Jonny Greenwood (guitarrista de Radiohead) quien demuestra su experiencia realizando bandas sonoras desde el año 2003 y en cuyo currículum podemos encontrar películas como Petróleo Sangriento (2007) y Tenemos que hablar de Kevin (2011), esta última dirigida también por Ramsay. En esta ocasión, Greenwood utiliza una gran variedad de instrumentos y aparatos que se funcionan a una imagen que nos sitúa en una delgada línea de contrastantes, ya que podemos pasar de lo sublime al caos con una sutileza hipnótica y a la vez delirante.
Pero no cabe duda que lo más sobresaliente de la película, sin menospreciar el ingenio de su directora, que vaya que sabe manejar la ansiedad y el morbo del espectador, porque entre los flashbacks de Joe y las sugerentes escenas de violencia, lo más importante es lo que no se ve a cuadro, lo que termina por llenar el espectador para darle sentido a la historia, pero regresando a lo más sobresaliente, la actuación de Joaquin Phoenix, es la que al final de cuentas sostiene la película, la hace totalmente humana, en un ejercicio de ociosa analogía, Joe es un martillo desgastado que todavía puede acertar sólidos golpes a cualquier muro que se le presente, es una herramienta que ante todo tiene vida, tiene historia y una mente que lucha a toda hora consigo misma.
El punto de vista de Lynne Ramsay, la música de Jonny Greenwood y la actuación de Joaquin Phoenix nos entregan momentos poéticos entre la muerte, la alucinación y el cúmulo de sentimientos que el espectador tendrá que desmenuzar capa por capa al ritmo del filme, para al final responder a la cuestión: si Joe rescata a niñas del abuso y el crimen, ¿quién salva a Joe del sufrimiento en el que se encuentra?
“En realidad, nunca estuviste aquí”, nos comparte de una manera potente y reflexiva, el dolor y la fuerza de un hombre que toda su vida se ha dedicado al asesinato, mientras vemos sus cicatrices en un espejo que nos pregunta qué tan “humanos” logramos ser ante el mundo, y cómo hemos permitido una realidad que se atreve a maltratar con vehemencia la infancia, aquella que para Rainer Maria Rilke era la verdadera patria del hombre.
Si te gusta el suspenso, los personajes psicológicos, los antihéroes y las historias que abordan problemáticas sociales, cuya experiencia al verlas puede desatar emociones trascendentes, esta es una buena opción para ponerse cómodo y dejarse llevar por la desventura que nos propone Lynne Ramsay, una desventura tan actual, que conocerla bajo su particular punto de vista te dejará pasmado.
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