Por Darwin Franco | ZonaDocs
En un lapso de seis años, en Jalisco sólo existen cuatro sentencias condenatorias por el delito de desaparición forzada, así lo informó –a través de una solicitud de transparencia- la Dirección General de Seguimientos a Procesos de la Fiscalía General de Jalisco.
En el estado, existen 7 mil 695 personas desaparecidas; de éstas, 31 fueron desaparecidas, presuntamente por integrantes de policías estatales y/o municipales, y por fuerzas federales que se asentaron en Jalisco desde el 2013.
En los registros de actuación de la Fiscalía General de Jalisco también se señaló que, entre 2013 y 2019, se han girado 31 órdenes de aprehensión contra funcionarios públicos por presuntamente haber participado en la desaparición de personas; de estas órdenes sólo se cumplimentaron 20 y de éstas sólo cuatro recibieron una sentencia; esto significa que los ministerios públicos a cargo de los casos no lograron comprobar ante un juez, la participación de 16 elementos del Estado en la desaparición de igual número de personas.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), aunque esto no se refleja de igual manera en el número de indagatorias por desaparición forzada que tiene la Fiscalía General, posee 40 quejas por la comisión de este delito a manos de elementos del Estado.
El 2018 fue el año con más quejas al registrar siete. En éstas, se precisa que tres personas desaparecieron de manera forzada en Tlajomulco de Zúñiga por integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional; uno en Guadalajara por la Comisaría de Guadalajara; uno más en Villa Purificación por elementos de la Marina; cinco por integrantes de la policía municipal de Autlán de Navarro; tres por la policía municipal de Tecalitlán; uno en Tlajomulco de Zúñiga por elementos de la Fiscalía General, y uno más por la Fuerza Única del Estado en Autlán de Navarro. En total, 15 víctimas de desaparición forzada.
A continuación se presentan tres casos de desaparición forzada que aparecen en los registros tanto de la Fiscalía General de Jalisco como en las quejas presentadas en la CEDHJ.
Ulises Adair y Moisés, ambos de 17 años, estaban afuera del centro nocturno Galaxy, en Tecalitlán cuando integrantes de la Marina se acercaron a ellos. Ambos fueron detenidos y torturados por los militares durante la madrugada del 22 de enero de 2018.
Cuando Moisés recuperó la razón, estaba tirado en un canal de aguas negras. Pidió ayuda a las personas que encontró a su pasó y logró llegar al departamento de Ulises, ubicado en la colonia La Floresta, en el municipio de Tuxpan, a 20 minutos de Tecalitlán. Ahí espero a que su amigo regresara; sin embargo, la primera en llamar a la puerta fue la madre de Ulises, Norma. Moisés tardó en abrir porque tenía miedo. Los marinos –aseguró- lo golpearon hasta creerlo muerto porque querían que éste confesara dónde estaban las armas, la droga o las casas de seguridad en ese municipio.
“¿Ya lo encontraron?”, fueron las primeras palabras que Moisés le dijo a Norma cuando le abrió la puerta. “¿A quién?”, replicó ella. “A Ulises, señora… ayer nos agarraron los marinos, nos detuvieron y golpearon, primero me agarraron a mí y después a Ulises. Yo escuché por la radio de los militares que lo tenían, le exigían que hablara. Escuché que le habían cortado un dedo y habían herido las plantas de sus pies”, narró el joven.
Desde ese día, Ulises Adair está desaparecido y según las autoridades del 79º Batallón de Infantería, con sede en Tecalitlán, no existe registro alguno de las labores de patrullaje de elementos de la Marina aquel 22 de enero de 2018 y mucho menos bitácoras donde se haya reportado la detención de dos jóvenes.
“Nosotros hemos acudido a las autoridades militares pero ellos niegan su participación, cuando sabemos que ellos fueron quienes tiraron en un canal de aguas negras a Moisés… hicimos el 28 de enero una manifestación frente al Batallón y ahí fue que me atendieron, hasta me subieron a un helicóptero de guerra para buscarlo pero no encontramos nada. Creo que sólo fue un numerito para decir que me ayudaron pero no quieren decirnos qué marinos se llevaron a mi hijo ni a dónde fue me lo dejaron”, señaló Norma.
Semanas antes de su desaparición forzada, Ulises Adair Cardona Flores quiso inscribirse a la Marina porque pensaba que sus habilidades en la mecánica de motocicletas le permitirían ganarse un lugar dentro de la institución: “Él quiere ser marino. Le habíamos apoyado para que metiera sus trámites… y ahora siento un gran coraje porque él quiere ser uno de ellos y ellos (los marinos) se lo llevaron”, dijo la madre.
La queja por la desaparición forzada de Ulises ante la CEDHJ aún no tiene respuesta.
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Periodista egresado del CUSur. Aficionado por los deportes, la política y el periodismo. En El Suspicaz funge como co coordinador. También escribe para NTR Guadalajara y Letra Fría. Integrante de #CONNECTASHub.