Las historias que se aglutinan alrededor de la competencia olímpica son variadas y con un sentido capaz de albergar la reacción poco creíble para quien llega a saber de ellas. Uno de los sucesos que se postraría imborrablemente en la escena deportiva mundial, fue el que se desarrolló en el atletismo en las ediciones de Londres 1948 y especialmente en la de Helsinki 1952.
Emil Zátopek, nacido el 19 de septiembre de 1922: es el personaje que arribó a tierras londinenses y finlandesas, proveniente de la región oriental del continente europeo, Checoslovaquia. El atleta que se inició en el amateurismo gracias a los certámenes en que representó a la empresa zapatera Bata donde laboró, así como años más tarde formaría parte del ejercito de su país y en automático pasó a ser parte del equipo deportivo miliciano o conocido como Buka Military Sports Club.
En la prematura trayectoria del fondista se efectuarían los primeros episodios que encumbraron su historia, desde el constante conflicto por hacer actividades deportivas y en especial por la marcha cuando era adolescente. O hasta la práctica poco ortodoxa de entrenar en diez kilómetros con botas militares para aumentar la fortaleza en las extremidades y cerrar con las actividades vespertinas calzando las zapatillas adecuadas, hasta el punto de no saber distinguir cuales usaba debido a la costumbre de los entrenamientos diarios. Los primeros triunfos de la estela que bordeó a la figura de Emil, iniciaron con las pruebas nacionales de resistencia o fondo, con las victorias y el poderío conformado por ocho años consecutivos desde 1944; se gestó el nacimiento del mote con el que internacionalmente se conocería al oriundo del poblado de Koprivnice.
El mundo y las altas esferas deportivas conocerían en la justa olímpica inglesa el poderío de la Locomotora Humana, el atleta checo de 25 años que llegaba a la histórica competición que reanudaría el olimpismo después de los incidentes bélicos de la Segunda Guerra Mundial. El curso de dicha justa en 1948 se transportaría hasta postrar la mirada en la pista de tartán y ser testigos del triunfo en la carrera de los diez mil metros y el sorpresivo segundo lugar en los cinco mil. Tan solo dos años más tarde, en el campeonato europeo de Bruselas ambas pruebas serían obtenidas por él. Tras las victorias continental y mundial, la esperanza personal por luchar de nueva cuenta por las preseas olímpicas, fue el motivo suficiente para que el multicampeón checo hiciera acto de presencia en la fiesta deportiva a celebrarse en Helsinki 1952. Bajo el cielo finlandés, se vendría un cumulo de acontecimientos que trasladarían a Mr. Chop, chop como también fue catalogado Zátopek, debido a la regularidad de su zancada, legado a la inmortalidad del olimpo atlético.
En tan solo siete días de aquel segundo año de la década de los cincuenta, las competencias de resistencia extrema pertenecientes a las pruebas que componen el atletismo de pista, serían la herramienta idónea para que la Locomotora Humana obtuviera las medallas áureas en los 5.000 y 10.000 metros con un tiempo breve de diferencia entre ambas carreras y tan solo con el tiempo mínimo de recuperación física, culminar su participación recociendo los 42.195 kilómetros del Maratón para obtener el triunfo, en una hazaña que nunca más se ha vuelto a repetir en la historia del tartán.
Las vivencias del ser humano llamado Emil fuera del contexto deportivo, serían de igual manera la representación ideal de una formación basada en la constante lucha y busca de oportunidades. Un instante que se anexaría a la historia personal de logros fue la que en la misma justa de Londres se dio con la consagración de su pajera Dana Zatopkova como campeona olímpica de lanzamiento de jabalina con un record de 50, 47 metros de distancia. Mientras que los años y competencias prosiguieron su camino e igualmente las participaciones de Zátopek, le brindarían las preseas en el campeonato europeo de Berna con el oro en 10.000 y el bronce en los 5.000 en 1954, para culminar su aparición al nivel máximo en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 con el sexto lugar en el maratón y el definitivo retiro deportivo en 1958 en el Cross Internacional de Lasarte. Dejando su record personal en 334 participaciones por 261 victorias y la marca de 18 plusmarcas mundiales en distintas distancias. Condecorado con el grado de coronel y su figura enaltecida como héroe nacional.
Los méritos acompasados por la trayectoria deportiva sufrirían un retroceso, debido a los conflictos que a la recta final de los sesenta e inicios de los setenta se gestaron en la nación checa. Por lo que la ideología dominante soslayó la leyenda del corredor hasta suprimir el grado militar y relegarlo a las funciones de aseo público en el poblado de Jáchimov. Tan solo unos años después, la llegada de otro movimiento social denominado la Revolución de terciopelo en 1989 atraería el nombre y reconocimiento por parte del estado hacia una de sus figuras históricas. Para el inicio del nuevo milenio, el mundo deportivo perdía a uno de los más grandes exponentes y el atletismo a la leyenda que dejará imbatible por muchos años el record de obtener las más extenuantes pruebas que la pista de tartán ofrece a los competidores.
Legado y leyenda de la Locomotora humana…