, Dos municipios, una misma fe; Zapotiltic y Tamazula unidos por la romería de la Virgen del Sagrario

Dos municipios, una misma fe; Zapotiltic y Tamazula unidos por la romería de la Virgen del Sagrario

Texto: Eliza Antillón | Fotografías: Jessica Zúñiga Montes

Apenas se perciben los rayos del sol. Son después de las seis de la mañana de un día 30 de enero cuando miles de personas caminan al alba. Para muchos este día puede ser como cualquier otro, pero no para la población tamazulense; para ellos esta fecha es especial, ya que es la romería de la Virgen del Sagrario.

Es un día en el que miles de personas caminan más de 20 kilómetros apenas comienza el amanecer. El recorrido inicia en Zapotiltic, Jalisco, para culminar en Soyatlán de Afuera, municipio de Tamazula de Gordiano, Jalisco. Es un acto de devoción por parte de los feligreses a quienes el cansancio no vence, pues los motiva su fe.

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Quienes participan de la romería despiertan a muy temprana hora, aproximadamente a las cuatro de la madrugada, pues deben trasladarse desde Tamazula a Zapotiltic, en donde se lleva a cabo una celebración eucarística a las cinco de la mañana en el templo del Señor del Perdón.

Al finalizar la celebración, se escucha el repique de campanas, aplausos, cohetes, el cantar de las personas acompañado de un “¡viva la Virgen del Sagrario!”, que se repite en más de una ocasión. De esta manera la población de Zapotiltic despide a la imagen, la cual está lista para regresar a casa.

El cielo aún está oscuro, la gente camina entre las calles de Zapotiltic con rumbo a la carretera que los guiará hasta el municipio cañero. La imagen va custodiada por la orden de la Virgen del Sagrario, ellos se encargan de cuidarla durante el peregrinar. Al frente de la virgen va un hombre que lleva consigo una lámpara para alumbrarla.

Minutos después de iniciar la caminata, el sol comienza a vislumbrar los primeros rayos de luz de ese día. El frio y la distancia del camino pareciera no ser problema para los fieles devotos de esa imagen, quienes caminan alegres; algunos cargan espigas de trigo que adornan con globos, otros lanzan confeti a la virgen del sagrario.

Es una romería, porque durante el peregrinaje la gente va alegre, se escuchan risas, cantos, cohetes. Para amortiguar el frio los caminantes consumen bebidas calientes, se puede apreciar la gama de diversos colores de la ropa de las personas que se extiende por kilómetros, esos contrastes le dan vida a la carretera aunque sea por un día.

Y así caminan, caminan y caminan, hasta que se detienen por unos minutos en la carreteras Manzanillo-Jiquilpan en su cruce con Ciudad Guzmán-Tamazula, en el sitio mejor conocido como “el mirador”, porque de ahí se ven los cañaverales y se alcanza a distinguir el cerro de la mesa, ubicado en Tamazula.

Es la primera parada de la procesión, la imagen es colocada en un altar. Es un momento dedicado a rezar, comer y descansar. Posteriormente la peregrinación sigue. El caminar se vuelve agotador pasadas las 10 de la mañana, cuando el sol comienza a fortalecer su calor, aun así los fieles caminantes avanzan.

Una vez cruzando el puente Cobianes, se entra a tierras tamazulenses. En ese lugar se hace la segunda parada, esto en Las Vallas, municipio de Tamazula. Ahí la imagen llega a casa de la familia Madriz, que se ubica a borde de carretera. La virgen se queda unos minutos, pues de ahí parte al templo de la localidad en donde se oficia una misa.

Algunas personas se adelantan, la mayoría espera a la virgen. A pesar de la intensidad de los rayos del sol, la gente continúa su caminar. Una vez que la virgen sale de misa, su siguiente parada se ubica a aproximadamente un kilómetro. A un costado de las oficinas de la Confederación Nacional Campesina,  la imagen hace una breve pausa.

La virgen se detiene por unos instantes ante una fila de camiones que se coloca en el lugar y hacen sonar sus claxon. A pocos metros de distancia de dicho lugar la imagen ingresa a uno de los albergues en los cuales se hospedan personas provenientes de distintos estados del país como Guerrero, Oaxaca y Chiapas por mencionar algunos.

Estas personas son denominadas como jornaleros, porque vienen a Tamazula durante la temporada de zafra a cortar caña. Ellos también quieren su bendición, también le rezan, le lanzan confeti, se persignan ante su presencia, pues ellos la adoptan como su madre protectora, a la que le encomiendan su trabajo, su familia…

La virgen avanza, siempre custodiada, llena de confeti, globos y gritos como: “¡viva la virgen!”. Su próxima parada: templo de Arroyo Hondo, municipio de Tamazula, donde una vez más se oficia misa. A esta altura del recorrido, es notorio el cansancio de la gente, quienes comienzan a degustar bebidas frías bajo los intensos rayos del sol.

El recorrido está por terminar, la imagen está cada vez más cerca de su destino:  Soyatlán de Afuera, municipio de Tamazula. Pero antes, grupos de danzantes y un mariachi se unen a la procesión. Las emociones comienzan a ser evidentes entre los caminantes y  los espectadores, quienes se emocionan al verla pasar.

Son casi las dos de la tarde cuando se escuchan cohetes provenientes de la casa de la familia Rubio, quienes desde hace varios años ofrecen un abanico de cohetes a la virgen. Esa es la señal de que la imagen ya llegó, pues a pocos minutos de camino se ubica el templo al cual llega.

Las campanas comienzan a repicar, se oyen las dianas por parte de la banda y las personas, a pesar del cansancio y sudor aplaude, otras más lloran y alaban a la imagen que es cargada por los sacerdotes del municipio de Tamazula, quienes la levantan de tal forma que pareciera que la virgen está dando su bendición a los presentes.

Una vez que la virgen ingresa al templo se oficia misa, y al término de esta, la imagen es cambiada y arreglada, ya que debe estar lista para hacer su entrada triunfal a Tamazula, después de dos meses de ausencia. Para ello la virgen es clocada en la carroza, carro alegórico que la mayoría de las ocasiones está adornado por flores.

Dos municipios, una misma fe. Este evento une a Zapotiltic y Tamazula desde hace 133 años, o al menos ese es el registro que tienen los archivos del municipio Tamazulense. Cuentan que era el año de 1850 cuando hubo una terrible epidemia llamada el cólera morbus que atacó la región.

Los pobladores de Zapotiltic pidieron que la imagen de la virgen del Sagrario visitara su  municipio. Fue así como la virgen emprendió un viaje, en el que se dice, a su paso las personas sanaron. Como muestra de agradecimiento, las personas de Zapotiltic la adoptaron como su  madre protectora, a quien rezan y veneran.

A pesar de que ese acontecimiento se suscitó hace 169 años, no fue sino hasta en 1886 cuando el párroco que estaba en esa localidad, solicitó que la imagen fuera de visita de manera anual. Es por ello que el día 30 de enero ambos municipios se unen y demuestran la fe a través de la romería.

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