Lugares en contraste. Espacios como el centro de Ciudad Guzmán lucen con afluencia de gente, o restaurantes que a simple vista parecieran estar a mas del 50 por ciento de capacidad, a una desolada central camionera, donde el sonido de las llantas de una maleta se ausenta.
Es tal la poca afluencia de gente en este lugar, que no pareciera ser una central camionera. Y pese a que las reglas dictan que estos lugares deben tener mayor atención en los pasajeros, los filtros sanitarios también decidieron resguardarse en su casa.
Los taxistas tratan de pasar el tiempo platicando y bromeando entre sí. En una tarde calurosa y aire fresco, una ciudad acostumbrada a contradecir el pronóstico del tiempo. Pero, aun así, los taxistas salen a cazar, de una buena manera, a posibles pasajeros, porque, aunque estemos en una pandemia, el comer es una necesidad que nadie la obtiene gratis.
A lo lejos, afuera, en un uno de los negocios en el lado derecho, la tranquilidad de la tarde también llega a unos comerciantes. Un hombre y una mujer bromean con qué va a pasar con el pollo y los frijoles que dejaron en la estufa, a lo que el hombre marca en su celular a alguien quien estaba en su casa para que apagara dicha estufa.
Poca gente llega, poca gente se va. Y solo se puede escuchar, además de las pláticas de las pocas personas que se encuentran, el sonido de los pájaros, que inmediatamente son silenciados por los camiones urbanos que llegan a la parada de la central, incluso con mas gente que la que pueda abordar un camión foráneo.
Zapotlán el Grande, ciudad llena de contrastes, una central con poca gente y que esto para las autoridades podrían ser buenas noticias, pero con filtros que se ausentan a comparación de semanas anteriores. Una central con poca gente, pero una ciudad que abarrota bares o jardines, y con camiones urbanos con mas personas que camiones foráneos.
Estudiante de la licenciatura en periodismo del Centro Universitario del Sur, ha colaborado en Radio Universidad, aficionado de la fotografía.