Rieleras y juanes, definitivamente es más fácil decir que concretar algo con hechos. El anuncio de la mañanera del martes, por parte de López Obrador acerca de que se destinarán 750 millones de pesos para dar seguridad social a los periodistas, de botepronto se escucha positivo, aterrizado y justificado, pero quienes conocen la situación del gremio periodístico solo tienen que dar un paso atrás para hacer un análisis de la propuesta y detectar varias inconsistencias.
El monto es resultado de una propuesta de reorientación del 25 por ciento del presupuesto para la publicidad oficial, o sea, es un afán de etiquetar el dinero que de alguna manera llegaría a los medios, aunque no necesariamente para apoyar a los periodistas, y menos aún a los periodistas que trabajan de manera independiente. Punto para la propuesta, aunque habrá que ver si las instancias parlamentarias autorizan el cambio en el presupuesto que fue aprobado como parte de la Ley de Egresos.
Dijo también que se tiene que hacer un censo de periodistas, para identificar a los que no tienen seguridad social… y entonces estas carrilleras se calientan con la duda ¿cómo hará el IMSS, -que por cierto es el ungido para la tarea-, para hacer tal censo?, ¿qué criterios aplicará para determinar quién es o no periodista?, ¿a quién recurrirá para asesorarse en esa parte?
Además, he aquí un mea culpa: los periodistas no hemos sabido organizarnos como gremio, incluso existen pseudo organizaciones de periodistas que no son confiables y a los que varios de nosotros no nos acercamos porque tenemos certeza de sus intereses ajenos a la ética y la deontología periodísticos que los guían. ¿Sindicatos?, es pregunta.
Finalmente está la situación diezmada del IMSS que no se da abasto para atender su responsabilidad de brindar salud a sus afiliados, los últimos dos años están colmados de ejemplos de ello, ¿cómo enfrentará el incremento de la responsabilidad?
En algo si tiene razón el Presidente, esas figuras de periodistas que le han servido de pera de boxeo en las mañaneras de las semanas previas por ser ricos y vivir en mansiones, no son todos, ni siquiera son pocos… son poquísimos, parte de un conjunto excepcional, pues la mayoría de los periodistas son trabajadores que viven al día, en muchas ocasiones auxiliándose de una actividad complementaria a la que no se dedican de manera exclusiva por su adicción a la tinta.
Así que toca aguardar, y de verdad esperar que estos deseos positivos, no sean como dice la sabiduría popular: el camino al infierno, está pavimentado… con buenas intenciones.
Coordinadora de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur.
