“Si no hay Justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”.
Emiliano Zapata.
El caso Ayotzinapa, para muchos la indignación pura y para otros el fastidio de una noticia que en nada les interesa.
Y es que a dos meses de un hecho que ha marcado la vida del país, que ha desatado la molestia y solidaridad de su gente, también ha mostrado el cinismo y la mediocridad de un sistema gubernamental al no realizar una verdadera investigación, además de enmascarar la realidad para callar al pueblo, aunado a esto, el conflicto crece.
Hasta ahora, las múltiples marchas realizadas dentro del país y en el extranjero, la violencia contra manifestantes, la diversidad en el discurso de la investigación acerca de la desaparición de los normalistas por Murillo Karam, la cara del “progreso” que Peña Nieto ha querido mostrar internacionalmente, tratando de disipar la imagen de una nación cansada de la corrupción y la opresión gubernamental, lejos de tranquilizar a su gente la indigna más.
“Ya me cansé”, afirmó Murillo Karam el pasado 7 de noviembre en una rueda de prensa. Pero como dijo una estudiante de la Normal de Ciudad Guzmán, Jalisco, en la marcha de este 25 de noviembre: “si ya se cansó, pues que se vaya”.
Ciertamente no necesitamos a un vocero del gobierno, necesitamos una verdadera investigación, necesitamos Justicia, no sólo por los normalistas desaparecidos, sino por aquellos, los miles olvidados, por los asesinados, incluso por los encontrados en las fosas clandestinas en Guerrero, que ya no tienen voz propia, mas sí una colectiva, la del pueblo.
Esta marcha, a la voz de “por qué nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina”, muestra una certeza: se daña a inocentes y se deja libre a quienes hemos permitido que sigan libres, el gobierno, el narcotráfico, los asaltantes, asesinos, entre tantos más.

Si bien muchos culpan al Estado de la desaparición de los 43 normalistas, yo pregunto: ¿y nosotros? No defiendo al Gobierno, ya que mucha de la responsabilidad la tiene ellos debido a la mala investigación respecto a este hecho, por no seleccionar apropiadamente a quien incursiona en las filas de cada partido político y por permitirse alianzas con empresas o con el narcotráfico con el fin de llegar al poder.
Sin embargo, vuelvo a preguntar ¿Y nosotros? Porque, que la corrupción haya llegado a tal grado también es responsabilidad de todos, de nuestros padres, abuelos, incluso de nosotros, que conformistas no exigimos cuentas claras, no vigilamos el ejercicio de los que decidimos fueran nuestros representantes, por no participar activamente en la vida política de nuestro país y sobre todo, por no ejercer el voto como se debe, con un verdadero análisis y con responsabilidad.
Como agregó otra joven en la misma marcha “si revolución quieren, revolución les vamos a dar”. Sí, revolución, pero no una revolución como aquellas de la historia. Es hora de que cambiemos nuestra forma de pensar y de actuar para así cambiar el rumbo de nuestro país. Porque, de qué sirve la violencia, los golpes, hasta la muerte, si no resolveremos nada, como dice el dicho: “violencia genera violencia”.

Creo que este es el momento apropiado no sólo para mostrar solidaridad a Ayotzinapa por medio de marchas, es hora de exigir al gobierno transparencia, no más robos, ni corrupción; que se inspeccione a cada funcionario público y que se quite de su cargo a aquel incompetente que lejos de servir al país, gana a costa de la fatiga del pueblo, de sus impuestos, mismos que debería invertirse en educación, salud, empleo, etc.
Y también es tiempo de que nos involucremos activamente en dicha vida política, no para incursionar en el gobierno y “mandar”, sino para conocer cómo se maneja el sistema gubernamental, debido a que de la vigilancia existirá una favorable respuesta.
Mas la cosa no termina ahí. Hay mucho más por hacer, como disminuir el sueldo a los políticos e invertirlo en áreas que pueden ser productivas, frenar la inversión extranjera y darle paso a la inversión interna, cambiar los empleos y negocios informales a formales, que sí han ayudado a la productividad del país, y una de las más importantes, cumplir con nuestras responsabilidades como ciudadanos.
Señaló otra alumna de la Universidad Pedagógica Nacional, unidad 144, de esta ciudad: “no sólo son 43, 43 es la gota que derramó el vaso, México, levántate”.
“¡Queremos Justicia, porque ellos no nos gobiernan, nosotros los gobernamos!”, gritaba otra manifestante. Efectivamente, nosotros los gobernamos, nosotros los ponemos en el poder, entonces exijamos nuestros derechos, cumplamos con nuestras obligaciones y este país progresará.

El Suspicaz es un diario digital independiente sostenido por jóvenes periodistas que buscan proporcionar la información de una manera clara y útil para el Sur de Jalisco.