, Cambio climático y migración

Cambio climático y migración

La migración es quizá uno de los fenómenos sociales más recurrentes y vistos que de alguna manera nos ha tocado vivir. Las opiniones en torno a este fenómeno, como ocurre con muchos más, no se hacen esperar.

Dentro de esa conjunción de puntos de vista, es importante que no olvidemos que muchas de las personas que parten de sus lugares de origen, lo hacen con el objetivo de encontrar mejores condiciones de vida en otro lugar. Para sí y para sus familias. En México no somos ajenas ni ajenos a este suceso. En nuestros círculos cercanos, posiblemente encontremos a alguien que haya tenido que emigrar.

En más de alguna conversación hemos escuchado hablar sobre alguien que “se fue pal’ norte” y, de hecho, prácticamente es imposible hablar de economía familiar en México sin hablar de los ingresos por remesas. Muestra de ello es el indicador que presenta el Banco de México. Reporta que en junio de este año la cantidad de remesas ascendió a poco más de 3,500 millones de dólares.

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Existen diversos motivos que impulsan al fenómeno migratorio. Además del económico, encontramos factores que lo desatan desde contextos de violencia, de índole social o político. A esto, se suman las causas por fenómenos climáticos adversos.

Migración climática

La complejidad del fenómeno migratorio requiere de soluciones que son igual de complejas pero necesarias y que los gobiernos no pueden seguir desatendiendo. El gran reto está en sentar las condiciones para que quienes decidan dejar sus lugares de origen, lo hagan por decisión propia y no por la existencia de factores que les presionen a hacerlo. No obstante, el panorama se vuelve más complejo si añadimos que la migración es ocasionada también por fenómenos ambientales y climáticos.

El clima y nuestras dinámicas sociales tienen una gran interconexión. Por ejemplo, los alimentos que consumimos o el agua que llega a nuestros hogares tiene una relación directa con factores climáticos. Así, la crisis climática y ambiental que atravesamos requieren que la movilidad y la manera en que diseñamos nuestras ciudades, se hagan con enfoques de mitigación, adaptación y resiliencia a los efectos del cambio climático.

De seguirse generando impactos climáticos adversos originadores de migración forzada, el Banco Mundial prevé que para 2050, 143 millones de personas se desplacen de sus lugares de origen. Esto principalmente en tres zonas del mundo entre la cual se encuentra América Latina. En 2018 se registró ya una cifra de 41.3 millones de personas desplazadas, cuyas principales causas fueron la violencia y el cambio climático.

El cambio climático desde lo local

El cambio climático es algo que ya está sucediendo. La meta ya no está en evitarlo, sino en mitigar su avance, sus efectos y en adaptarnos. Y justo la adaptación es la que en muchos lugares se está mostrando con el rostro de la migración. Sin embargo, no puede permitirse que esa sea la única opción que tengan a la mano miles o millones de personas.

Para dimensionar el cambio climático desde lo local podemos tomar como referencia los climas irregulares que padecemos cada vez con más frecuencia en nuestra ciudad. Las variantes en los ciclos naturales que afectan a pequeños productores que dependen del temporal para realizar sus cultivos. Las amenazas a las que se enfrentan las comunidades costeras de Jalisco, o las que enfrentan los bosques Mesófilo y de oyameles que tenemos en el Volcán de Colima.

Esto queda de manifiesto con el dato que arroja el Plan de Educación y Cultura Ambiental del estado de Jalisco. Indica que, en la entidad, 88.5% de las y los jaliscienses creen que el clima ha cambiado en sus municipios.

Ante esto, las agendas por el medio ambiente y el clima deben posicionarse como palanca de desarrollo. En esas agendas, aspectos como la justicia ambiental, la construcción de ciudades y comunidades resilientes, la planeación y la gobernanza deben marcar la pauta. El desarrollo no puede seguir siendo el que destruya ecosistemas y además, distribuya externalidades como contaminación o problemas de salud hacia poblaciones que se encuentren ya en condiciones de vulnerabilidad.

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