, Ramón Rojas Chávez (1933…2018)

Ramón Rojas Chávez (1933…2018)

El pasado viernes 13 de julio del 2018, falleció a la edad de 85 años, el poeta, cronista, historiador, investigador, promotor cultural, filántropo y sin duda, hijo ilustre de San Sebastián del Sur, en el municipio de Gómez Farías, Jalisco; don Ramón Rojas Chávez. Fue sepultado el domingo 15 de julio, acompañado por los compases de la chirimía y la marcha solemne de los vecinos y danzantes que al bailar se inclinan para hacer reverencia, como él los definiera.

Don Ramón, nació el 29 de junio de 1933, aunque registrado el 10 de julio, hijo de: Ramón Rojas Contreras (1887…) y Virginia Chávez Chávez (1894…1978), [agradezco al Lic. Edgardo Gálvez por precisar las fechas].

Ganador de diferentes premios, homenajes y reconocimientos a lo largo de su vida, en la región, México y el extranjero; logró sobre todo el reconocimiento y respeto de la gente de su pueblo.

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* Requerido

Autor en diferentes facetas: el poeta de la ‘Musa Kaleidoscópica’ (1971), ‘Grageas’ (1993), ‘Romancerillo del Tepeyac’ (1995), ‘Homenaje a Zapotlán’ (2012); promotor de grupos culturales en la región ‘José Clemente Orozco’, ‘Arquitrabe’, ‘Calmécac’; periodista cultural colaborador de páginas literarias y articulista en revistas y periódicos regionales como ‘Inquietudes’ (1977…); el investigador historiador de ‘Cuauoteponahuastitlan, San Sebastián’ (1981), miembro de la ‘Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco’ (1983…); el investigador antropólogo de ‘Desde Puertas Adentro’ (1989).

Que mejor homenaje para el autor que poder leerlo, y en esta ocasión además conocer un poco de él, sus sentimientos, principios y valores a través de un par de poemas escritos a finales de la década de los años 60´s, probablemente inéditos, y compartidos afectuosamente con sus amistades, y ahora con nosotros: ‘Así’, soneto endecasílabo, precursor de un deseo al presagio predestinado de la muerte; y ‘Quiero’, poema de doce cuartetos endecasílabos, el cual es toda una declaración de principios del poeta y el hombre.

Así

Quiero morir en día de primavera
cuando todo florezca repentino,
y mi ser que se vaya como vino
la mañana feliz en que naciera.

Que mi cuerpo descanse cual si fuera
el dormir de cansado peregrino,
que sorteando las penas del camino
ha llegado a la ruta pasajera.

Y si alguno queriendo ser amigo
se apiadara de mí cuando fallezca,
que recuerde lo bueno de mi vida.

Y sabiendo que voy hacia el castigo,
con los rezos humildes que me ofrezca
disminuya la pena merecida.

Quiero

Quiero tener dominio del idioma,
inspiración y dotes de poeta,
y conjuntar los versos con las notas
para cantar a la Naturaleza.

Aceptar el trabajo cotidiano
para orlar en mis cienes tal diadema,
y saber que además de necesario
forma parte vital de la existencia.

Encontrar un deleite a la mirada
en el azul del infinito cielo,
que de noche vistiéndose de gala
desparrama fulgor con sus luceros.

En el agua tranquila de las fuentes
y en el agua corriente de los ríos,
propiciar mi figura se refleje
con el rictus entonces mantenido.

Aquilatar lo bello de las cosas
distinguiendo lo bueno de lo malo,
y con esa virtud en mis alforjas
agradecer lo que me fuera dado.

Eternizar en lienzos del recuerdo
con pinturas brillantes de la mente,
bellos cuadros de plácidos momentos
que merezcan sitiales de perennes.

Hallar alivio a la presión constante
del vivir presuroso y agitado,
en el hermoso canto de las aves
que agradecen tenerlo por regalo.

Alcanzar del amor y su ternura
la sutil expresión del sentimiento,
y dejar que su fuerza me conduzca
por caminos ignotos del ensueño.

Cultivar afanoso el intelecto
compañero leal que nunca engaña,
y lograr como premio del esfuerzo
la total amistad franca y humana.

Respetar a la autora de mis días
prodigando cariño a su persona,
y a mi padre ausente de la vida,
recordar perpetuando su memoria.

Vivir con sencillez y sin orgullo
escuchando sereno los consejos,
y tener la verdad como el escudo
que rechace mentira de mi pecho.

Hacer la caridad sin duda alguna
teniendo la conciencia limpia y sana,
y poder cobijar mi fe desnuda
con el verde crespón de la esperanza.

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