La organización Climate Rights International (CRI) documentó cómo, con la anuencia de las autoridades que no supervisan, las empresas aguacateras le roban el agua a las poblaciones de Jalisco y Michoacán para regar las huertas.
A través de la investigación ‘El saldo insostenible de la expansión aguacatera’ publicado en noviembre de 2023, la organización describió cómo el mercado estadounidense importa agua en forma de aguacate desde Jalisco y Michoacán, dejando las zonas áridas y en riesgo.
Mediante visitas de campo y testimonios de exfuncionarios y pobladores de las comunidades cercanas a las huertas, detectaron que las empresas ‘ordeñan’ las tomas, los ríos o manantiales que tienen como finalidad el abastecimiento de las poblaciones. Esa agua la utilizan para el riego de las huertas sin reportar su uso a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
“El robo de agua por parte de productores de aguacate para irrigar sus huertas a menudo agrava la deforestación ilegal. Muchos productores en Michoacán y Jalisco extraen agua de arroyos, ríos, manantiales y pozos sin que el sistema de concesión federal de México haya emitido las concesiones obligatorias correspondientes”.
Investigación CRI
El denominador que encontraron en el sur de Jalisco, donde visitaron comunidades de municipios como Zapotlán el Grande y Tamazula, detectaron la confluencia de dos de las principales problemáticas que tiene esta agroindustria: primero deforestan el terreno de forma ilegal y luego riegan los árboles con agua, de igual forma, de procedencia fuera de la ley.
“Un ex alto funcionario del sector del agua de Michoacán, y funcionarios municipales de un centro productor de aguacate en Jalisco, estimaron que al menos la mitad de los pozos en sus jurisdicciones no contaban con las concesiones necesarias. El robo vulnera el sistema de concesiones con el que cuenta México para proteger el abastecimiento procedente de cuencas (aguas superficiales) y acuíferos (aguas subterráneas) y, por consiguiente, el derecho humano de los residentes al agua”.
La organización resguardó los nombres de todas las personas que entrevistó por el clima de violencia que viven activistas, periodistas y académicos que denuncian o investigan este tipo de prácticas de la agroindustria. Pero sí especifica que los testimonios sobre los pozos de agua en Jalisco los obtuvo en Ciudad Guzmán.
Dejan sin agua a los pueblos
CRI estimó que para producir un aguacate tamaño mediando, que es el promedio de exportación para Estados Unidos, se requiere el agua equivalente a una ducha de 20 minutos para una persona.
“La escala de la producción de aguacates en México, que hace que el país sea el principal proveedor mundial y de EE. UU., drena un volumen inmenso de agua de los ecosistemas, a menudo mediante el robo de agua. En palabras de un funcionario ambiental del ámbito federal, el consumo de aguacate es “a costa” de “secar las cuencas”. O, como lo ha señalado un líder comunitario, “exportan nuestra agua en forma de fruta””.
Un ejemplo de esto lo describen con lo que ocurre en la comunidad El Atascoso, Tamazula de Gordiano, ahí encontraron que, desde que los habitantes notaron que las aguacateras perforaron nuevos pozos sin permiso, ahora tienen agua potable sólo una vez a la semana y no diario.
CRI preguntó a la Asociación de Productores y Exportadores de Aguacate de México (Apeam) sobre si ellos vigilan que las empresas no deforesten ni roben agua y la respuesta fue que no.
Amenazas y violencia
Climate Rights International detectó que los cárteles del narcotráfico “han procurado lucrar con la expansión del aguacate” en Jalisco y Michoacán. Esto ha tenido como consecuencia un clima de violencia para quienes investigan, denuncian o defienden el territorio.
“Las amenazas y ataques reiterados contra quienes se atrevieron a oponerse a la deforestación y a los impactos hídricos vinculados con la producción de aguacate intensifican considerablemente este clima en el que prevalece el temor. Climate Rights International documentó más de 30 amenazas u otros actos de intimidación, cuatro secuestros y seis agresiones armadas —cinco de ellos con consecuencias fatales— que estuvieron asociados con la expansión del aguacate en Michoacán y Jalisco”, describe.
La organización afirmó que las autoridades de Jalisco y Michoacán reconocieron que la presencia e influencia del crimen organizado es uno de los factores que propician la falta de vigilancia y, en consecuencia, que se pueda frenar la deforestación ilegal y el robo del agua.
“(Las autoridades) refirieron múltiples ocasiones en las cuales la presencia de hombres armados —presuntos miembros de la delincuencia organizada— los obligaron a desistir de operaciones en el terreno. Los funcionarios señalaron que sencillamente es demasiado peligroso ir a algunas áreas de expansión de cultivos de aguacate sin estar escoltados por las fuerzas de seguridad”.
Periodista egresado del CUSur. Aficionado por los deportes, la política y el periodismo. En El Suspicaz funge como co coordinador. También escribe para NTR Guadalajara y Letra Fría. Integrante de #CONNECTASHub.