El objetivo principal de la Ley Seca es disminuir las posibilidades de contagio de Covid-19, que, de acuerdo con el alcalde de Zapotlán el Grande J. Jesús Guerrero Zúñiga, se estaba desarrollando de manera acelerada. Principalmente, preocupada a las autoridades el crecimiento en casos entre los jóvenes de 18 a 30 años. Así que el ojo fue puesto en los bares por parte de las autoridades del gobierno municipal.
No hace falta caminar mucho, para encontrarse que algunos bares reconocidos en Ciudad Guzmán permanecen cerrados. En estos primeros días acataron las órdenes.
Mientras que “restaurantes bar” tienen el permiso de abrir, estos no pueden vender nada de alcohol. Por lo que estos establecimientos se encuentran casi vacíos, apenas se encuentran unos cuantos clientes, a lo mucho dos o tres mesas ocupadas. Ordenan unos vasos de naranjada.
Una copa de vino, un shot de tequila, una cerveza fría, un vaso con vodka y las micheladas, han sido sustituidas por cacahuates, alitas de pollo, hamburguesas, tostadas y aguas naturales o minerales. Alimentos que no parece valer la pena para aglomerarse en un lugar.
A las 7 de la tarde, una semana atrás, se podría ver a los jóvenes alistarse a irse a un bar junto con sus amigos, y hoy a la misma hora, parece un domingo a las cuatro o cinco de la tarde, donde abunda más la gente en carros que a pie.
Aunque aun existe una buena parte de la población en las calles, principalmente al mediodía, se percibe que la vida nocturna ha bajado, porque un vaso de naranjada no es tan llamativo como una caguama helada.
Estudiante de la licenciatura en periodismo del Centro Universitario del Sur, ha colaborado en Radio Universidad, aficionado de la fotografía.