, Las carrilleras de Adelita | Más periodistas, por favor

Las carrilleras de Adelita | Más periodistas, por favor

Rieleras y juanes, cuando algún jovencito o jovencita se acerca conmigo con cierta ansiedad para pedirme consejo acerca de su elección de carrera, esa que quizá marque el resto de su vida, les cambio un poquito la jugada: -No pienses en qué carrera.

Les digo. -Mejor pregúntate cómo te ves en el futuro haciendo algo que te haga feliz. Es una manera de llevarlos a la reflexión y al autoconocimiento, pero haciendo de lado el estrés de una elección inminente. Para luego compartirles plataformas informativas en las que pueden visualizar las oportunidades de formación de las carreras que más se parecen a su ideal de vida.

Los y las jóvenes no son tablas rasas diseñadas para un perfil profesional, son personas con una historia y ganas de seguir escribiendo la narrativa de su vida, y al acudir a la Universidad lo que buscan son herramientas, conocimientos para ejercer una profesión que se identifica con su visión de felicidad y plenitud, pero cada quien con su toque particular: apasionados de la naturaleza y los animales pero lo que les gusta es fotografiarlos para darlos a conocer a los demás; los que quieren hacer algo por la salud de otras personas, pero desde la plataforma de la comunicación y la prevención; quienes tienen inclinación por idear artefactos y procesos para solucionar situaciones muy particulares de la vida cotidiana y hacer la diferencia para comunidades marginadas, y tantos y tantos más…

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* Requerido

Cuando me encuentro a jóvenes idealistas (ese rasgo de la juventud que no he perdido con los años, afortunadamente), con ganas de hacer algo por su país y su comunidad, inconformes con el panorama de problemas, injusticias e inequidad que tienen origen en dolencias sociales generalizadas y que además son curiosos, creativos, que les importa ser escuchados y también les gusta comunicar a través de la escritura, de su voz e incluso a través de videos o audios, no dudo en invitarlos a estudiar periodismo.

Sé que muchos padres y madres de familia tiemblan de pensar que sus vástagos se dediquen a esta profesión, pero a ellas y a ellos les comparto argumentos para respetar su vocación, independientemente de que la elección de profesión es un asunto particular.

Un país sin periodistas está condenado a vivir con las decisiones unilaterales de los más poderosos, esos pocos que obtienen ventaja de la ignorancia y apatía de la gran mayoría. Quienes tienen a México en sus manos, para perjuicio de la gran mayoría de mexicanos, aspiran a que el periodismo desaparezca, ¿cuántos políticos no serían aún más impunes si no existieran esos desesperantes seres que les piden cuentas de su actuar en el ámbito público, e incluso en el privado que afecta su responsabilidad pública?

Los periodistas no sólo tocan asuntos de política o de narcotráfico, esos temas que pueden parecer peligrosos y para los cuales sin duda también se preparan los jóvenes estudiantes en el ejercicio de una profesión de manera segura mediante la aplicación de protocolos de autocuidado y estrategias de redes de apoyo. Si ustedes creen que quienes formamos periodistas los impulsamos a ser estúpidamente temerarios, están equivocados.

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