Estos últimos días han transcurrido rápido. Desde un histórico y a la vez discreto encendido del Fuego Olímpico en ausencia de público, hasta cancelación de shows, eventos deportivos a puerta cerrada y suspensión de clases presenciales en nivel superior, como fue el caso de la Universidad de Guadalajara y otras más, a partir del 17 de marzo.
Un brote de un nuevo tipo de coronavirus (COVID-19) que a finales de diciembre del año pasado surgió en China, ahora es tema de conversación constante en redes sociales, medios de comunicación y en las charlas del día a día. El clásico ejemplo de la “bola de nieve” se está mostrando con un brote que rápidamente se convirtió en pandemia, se extendió hasta la fecha por más de 120 países y ahora demanda de nuestra atención con toda la seriedad posible, pues en México sabemos de un total de 93 casos positivos registrados. http://bit.ly/2WwFrQu
En este contexto, las medidas desesperadas no se han hecho esperar y éstas encontraron una de sus principales manifestaciones en las compras de pánico. En el colectivo, las posturas y conversaciones en muchos casos han tenido matices que van desde la psicosis hasta la minimización de la situación, por ello no debemos olvidar que las posturas más acertadas que podemos tomar, son aquellas que escuchan y atienden indicaciones, se apegan a prácticas de distanciamiento social (necesario en este tipo de situaciones) y generan criterios en base a la información que nos proporciona el personal médico y profesionales de la salud.
Hacemos y ayudamos bastante con no compartir información falsa y dejando de actuar desde el egoísmo y el miedo.
El contexto local y la prevención como herramienta.
El pasado 17 marzo lo terminamos con un registro de 7 casos confirmados en Jalisco y ese día pudimos conocer también las medidas de prevención a implementar dentro de Zapotlán, donde se evitarán actividades que puedan concentrar a más de 50 personas en un mismo espacio y se restringirá la cantidad de personas presentes en puntos de encuentro como bares, cafés, cines y restaurantes.
Una fuerte razón para no dejarse llevar por el pánico y en cambio, actuar de manera responsable y colaborativa, está en las reflexiones que nos permitan cuidarnos de manera colectiva, privilegiando el bienestar de los sectores de la población que pueden verse mayormente afectados y teniendo en cuenta que minimizar la propagación del virus en nuestros espacios, evitará una potencial saturación y colapso en la capacidad de atención del sector salud. Recordemos que precisamente los servicios de salud son los que más retos enfrentan y está en nuestras manos evitar que ante esta situación, terminen por volverse insuficientes. Los equilibrios son importantes, la calma debe prevalecer, pero no debemos actuar simplemente pensando que “aquí no va a pasar nada”
Dentro de los debates se han presentado aquellas opiniones que acusan de una acción tardía por parte del gobierno federal y ante esto, en Jalisco se han apresurado las medidas a tomar, no sin antes politizar el tema, cuando en este caso esos posicionamientos no son los más importantes si se abordan desde un “nosotros contra ustedes”. No obstante, las medidas se van tomando de manera correcta por parte de la población; veámonos como colectivo más allá de las discusiones y distintos puntos de vista, con la finalidad de poder limitar la propagación del virus y así contribuir en “aplanar la curva” https://wapo.st/2IYYYBm
Lo que no debemos olvidar
La atención en una emergencia no sustituye la atención en otra. Nuestra responsabilidad en cuanto a hábitos refiere, debe ser constante.
Como en otros temas que han permeado de manera importante en las discusiones y agenda pública, en este caso, el contexto y las medidas de seguridad a adoptar han abierto conversaciones que nos invitan a replantearnos nuestra vida diaria y explorar prácticas que incluyan más a menudo la educación virtual, el trabajo a distancia y el consumo local. Los mensajes y ánimos que incentiven al consumo local deben irse arraigando poco a poco pero de manera constante en nuestros hábitos. En estos días, seguramente seguiremos adquiriendo productos necesarios para nuestra vida diaria, hoy más que nunca toma un valor significativo hacerlo con personas que dependen directamente de sus comercios para subsistir.
Posiblemente, nunca llegamos a escuchar y recibir tanta información sobre el cambio climático así como sucedió el año pasado. No olvidemos que muchas de las consignas de las que pudimos conocer, se hicieron en un contexto de crisis climática en la que nuestros hábitos de consumo son pieza importante. Siempre será útil que entre el cúmulo de información que vemos a diario, compartamos y llevemos a la práctica aquella que incentive buenos hábitos en movilidad y en nuestras economías desde lo local.
Abogado por la Universidad de Guadalajara con enfoque en políticas públicas y medio ambiente, creo en la construcción de sociedades más equitativas y soy de un lugar que tenía un valle redondo de maíz.
